¿Por qué es tan importante la protección de datos en los casos de violencia de género?

La protección de datos en violencia de género supone una garantía crucial para las víctimas, sin embargo, es poco conocida por gran parte de la población. Por este motivo, en este artículo vamos a hacer un repaso de los datos que se manejan en estos casos, y de las garantías de seguridad que te ofrecen llegado el caso.

Protección de datos en violencia de género: cómo se trata la información

La primera cuestión que hay que tener en cuenta es que la violencia de género es una realidad palpable en España. Cada año decenas de mujeres mueren a manos de sus parejas, por lo que la protección de la víctima, y de sus datos personales, resulta crucial para garantizar su seguridad.

El derecho a la protección de los datos de la víctima persigue garantizar la indemnidad de la misma ante estos delitos. Algo que, a nivel práctico, supone garantizar el derecho a la vida y a la integridad física de la mujer en cuestión.

Pero además de esto, dicha necesidad de protección de datos se justifica, también, por la necesidad de salvaguardar la identidad de las víctimas, su intimidad, y su estabilidad personal y emocional. Por este motivo, cuando se pone sobre la mesa el tema de la protección de datos de quienes sufren violencia de género, se habla de una protección cualificada y ordenada para preservar los derechos más básicos de las personas. 

Regulación de la LOPD en cuanto a las víctimas de violencia de género

Se afirma en la Ley Orgánica de Protección de Datos que el manejo y tratamiento de los datos de las mujeres víctimas de violencia de género debe ser especialmente exhaustivo. Las consecuencias que la filtración o difusión de estos datos pueden acarrear son extremadamente graves. 

Desde la persecución de la prensa para saber más sobre el caso, si es que este llega a la televisión o a otros medios de difusión periodísticos, hasta el aumento del riesgo de que el agresor sepa dónde está y trate de dañar de nuevo a la mujer. Cabe destacar que este marco legal se rige por el derecho a la vida e integridad física, por lo que dichos datos personales están considerados como datos sensibles. 

Por otro lado, hay que tener presente que cuando este tipo de datos son revelados, la víctima puede sufrir repercusiones negativas en su día a día, y en la consideración de su entorno social inmediato. Por no hablar del derecho a la intimidad, que ha de respetarse por encima de todo, indistintamente de que la persona en cuestión haya sido agredida o no.

A fin de cuentas, las cuestiones familiares y personales de este tipo son muy íntimas, y no deben ser conocidas por nadie que la víctima no quiera. Por último, otra de las repercusiones que se pueden derivar de un mal tratamiento de los datos es la publicación de su identidad.

Es decir, que su entorno la reconozca por ser víctima de violencia de género en lugar de por su propia identidad como mujer y persona. Por todo esto, los datos de quienes han sufrido violencia de género se consideran de carácter sensible.

¿Y qué pasa con los familiares?

De igual forma que ocurre con las víctimas, la información sobre los familiares también está sujeta a un tratamiento especial. Sobre todo, aquella información de los familiares más cercanos, como los hijos menores (los cuales gozan de la misma protección especial que las víctimas), los padres y los hermanos.

En definitiva, el objetivo de este tratamiento especial es proteger la seguridad y el derecho a la dignidad de estas personas.

¿Cuáles son los datos sensibles que pueden tratarse de las víctimas?

Cuando se interpone una demanda por violencia de género, los datos que se recogen de la víctima son de carácter personal. Es decir, su nombre completo, su DNI o NIE, la dirección de su domicilio, un teléfono de contacto o, en definitiva, cualquier otra información que conduzca a su identificación.

Cuando el procedimiento avanza, las autoridades suelen almacenar más datos, como el lugar de trabajo o los lugares donde suele acudir la víctima con asiduidad; sobre todo en los casos en los que se impone un protocolo de seguridad y protección para la víctima, o cuando se interpone una orden de alejamiento.

De igual forma, también se pueden almacenar otros datos de familiares, como sus nombres y domicilios, para localizar a la mujer en caso de que esta abandone el hogar familiar.

En el caso de las asociaciones que ayudan a las mujeres en esta situación, los datos son aún más sensibles. ¿Por qué? Pues porque si les ayudan otorgándoles una vivienda para que abandonen el hogar familiar hasta que se celebre el juicio, su paradero será registrado en las bases de datos. De este modo, como comprenderás, que estos datos se revelen puede poner en un gran peligro a la víctima, ya que su agresor podría buscarla y volver a agredirla.

La importancia de contar con expertos

En suma, para cualquier organización o entidad que albergue este tipo de datos para cualquier fin, es imprescindible contar con mecanismos de seguridad de datos más complejos, adaptados a la sensibilidad de los mismos. Es importante tener en cuenta que una filtración de estos datos podría acarrear graves consecuencias para la víctima en cuestión, pero también para la empresa que haya permitido su difusión.

Esta podría ser demandada y se vería obligada a pagar grandes indemnizaciones por los daños infligidos por la filtración de datos. Por ello, no está de más acudir a expertos que puedan orientarte y asesorarte acerca de los sistemas de seguridad que has de implementar para proteger los datos sensibles. 

De hecho, estos mismos sistemas podrán aumentar el nivel de protección de datos personales de los datos de tus clientes en tu empresa. Esta es la única manera de asegurarte de que la protección de datos en violencia de género se ajusta por completo a la ley, evitando el riesgo de recibir sanciones y de causar daños a la víctima.


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