Tus datos de conducta son el nuevo oro

Cada vez nos estamos concienciando más sobre la importancia de nuestra salud, de mantener unos hábitos de vida saludables, y de cuidarnos en varios aspectos para lograr una mayor esperanza de vida. Esto también se ha visto apoyado por una evolución exponencial en los sistemas de seguimiento de nuestros hábitos: si hace apenas 5 años (2015) era raro que supiéramos los pasos que habíamos recorrido al cabo del día, hoy en día es habitual encontrar dispositivos que miden nuestros datos de salud, como cuántos pasos hemos recorrido, cuál ha sido nuestra frecuencia cardíaca, si hemos tenido un buen descanso por la noche, e incluso con algo de proactividad, podemos tener un seguimiento detallado de nuestra nutrición.

Actualmente son ya varias empresas las que han descubierto un nuevo mercado con este tipo de dispositivos de seguimiento, y son ellas mismas las que se encargan de almacenar nuestros datos en sus propios nichos de información (sus servidores), por lo que a día de hoy no existe la posibilidad de cruzar todos los datos que vamos registrando entre los distintos proveedores. Sin embargo, multitud de grandes empresas son muy conscientes del gran valor que tienen todos estos datos una vez que se agregan, para determinar e incluso adivinar patrones de conducta y por tanto, de consumo o de potencial consumo.

Todavía estamos en la punta del iceberg en cuanto a recopilación de datos se refiere, donde lo habitual es que monitoricemos nuestras horas de sueño, pasos recorridos y latidos por minuto en determinados momentos del día; algunas personas van algo más allá y tienen activado la cronología de Google Maps o algún sistema de seguimiento GPS del vehículo, donde se registran todos los viajes. Sin embargo, no queda mucho tiempo (ya se están viendo tímidos casos) para que estas grandes compañías ofrezcan ventajas a cambio de compartir con ellos esta valiosa información, sacándolos del nicho de información que tan recelosamente guardan las empresas originalmente dueñas que comercializan estos dispositivos. Algunos ejemplos:

  • Un seguro de coche más barato si compartes con ellos los datos de GPS
  • Un seguro médico privado con mejor precio si compartes tus datos de ejercicios y nutrición
  • Un plus en la nómina si compartes tus horas de sueño para demostrar que has descansado lo suficiente
  • Descuentos en hipermercados al demostrar que no has comprado en tiendas online de la competencia

En estos ejemplos (algunos inventados, pero no son tan descabellados) al final es una empresa X la que te pide que compartas con ellos la información, pero sigue quedando en privado. El verdadero valor y gran potencial de toda esta proliferación de datos la agregación de los mismos, con ejemplos como los que ya estamos viendo en Human API o ActiveOS.

Pero si vamos a un futuro no tan lejano, llegará el día en que todos estos datos puedan ser compartidos sin necesidad de que des tu consentimiento; será cuando las empresas vendan (o intercambien) sus datos agregados y anonimizados a meta-agregadores, con el fin de conocer hábitos y patrones de conducta (fines de consumo, publicitarios, etc.).

  • ¿Qué es lo primero que hace la gente al salir del trabajo? ¿Y al levantarse?
  • ¿A qué hora compramos qué productos? ¿Qué hacías 5 minutos antes?
  • ¿Qué comes entre semana? ¿Y los fines de semana? ¿En cuánto tiempo comes?
  • ¿Cuánto duerme la gente de tu barrio? ¿Y si hay obras? ¿Y si hay bares?
  • ¿Dónde pasamos más tiempo libre? ¿Con quién? ¿Haciendo qué?
  • ¿A qué tipo de anuncios prestamos más atención en la tele?

Esta agregación de datos ayudará a las empresas a optimizar sus anuncios y por tanto sus ventas, llevando a la vida real lo que ahora ya se está haciendo en Facebook según datos demográficos y de intereses. La parte negativa es que nos llevará décadas poder legislar a nivel mundial un sistema para evitar que dichas empresas abusen o que traten nuestros datos sin estar anonimizados.

Lo preocupante no es que las empresas quieran conocer nuestros hábitos para desarrollar productos más enfocados a nuestras necesidades, sino el mal uso en el que siempre alguien termina incurriendo, para lograr unos fines más sombríos o partidistas.

¿Qué puedes hacer para evitar esto?

Nada, a no ser que dejes de utilizar dispositivos y medios de pago electrónicos; y salvo raras excepciones, vivir así es casi imposible. Es cierto que puedes poner algunas medidas para minimizar la exposición de tu privacidad, como por ejemplo:

  • No utilizar cuentas de Gmail/Yahoo/Hotmail/Yandex
  • No utilizar smartphone (volver a un terminal “tonto”, que solo tienen llamadas y SMS)
  • No utilizar sistemas inteligentes en casa (como los de Amazon o Google)
  • No utilizar redes sociales, ni dejarse fotografiar en público
  • No hacer compras online, ni usar tarjetas de fidelización/puntos

Entre llevar a cabo todas estas acciones o la posibilidad de obtener ventajas por compartir tus datos, ¿qué valor le das a tu privacidad?


Estaremos encantados de hablar contigo

Somos ClickDatos Seguridad de la Información SL. Consulte sus derechos y el tratamiento de sus datos en nuestra Política de Privacidad
Scroll al inicio